viernes, 22 de enero de 2010

EL VIAJE. SIGNOS CONTRADICTORIOS

Ya estoy en Honduras. Bienvenidos al Caribe. Mientras escucho de fondo el viento meciendo las palmeras y todo tipo de árboles exóticos, entre llantos de niños que van a ser vacunados en el dispensario médico colindante y vehículos que por la megafonía, entre el regetón, venden colchones y afilan machetes, me dispongo a narraros lo acontecido en el viaje que me ha traído hasta estas tierras. Es mi segundo día aquí. Son las 10:15 de la mañana.

Lo cierto es que, y siento comenzar mi primera entrada hondureña así, el viaje no podía haber comenzado bajo peores signos. Apenas seis horas antes de despegar nos informan a mi familia y a mí de que mi tío Tomás, el único hermano que le queda a mi padre, se estaba muriendo en un hospital a causa de una operación de rodilla. El absurdo se apodera rápidamente y sin ningún tipo de concesiones de la escena. Mientras hago el equipaje a eso de la medianoche me planteo si debo despegar o, por el contrario, retrasar mi partida. Siento que quiero estar con mi padre, pero la urgencia de la situación no me da mucho tiempo para pensar. En el salón, un silencio absoluto. Nadie sabe qué decir o cómo reaccionar. Mis últimas horas en España se pasan sin que pueda decir todas esas palabras que, inconscientemente, me había estado guardando para el momento de la despedida. Escribo en mi diario, ya subido al avión: “La rabia me puede. Quiero estar allí para abrazarle pero la rigidez del billete prima. Mis últimas horas en España han sido oscuras y surrealistas. Injustas. Sobretodo para mis padres. (…) Alberto y Míguel le han puesto un punto de luz a una noche en la que , además, casi me quedo en tierra (…)”.

Ya en el aeropuerto, con la visita sorpresa de Alberto y Míguel (siempre fieles), no me permiten facturar mi equipaje ni despegar por no tener el visado por un año para Honduras. Estoy tenso. Se nota que no estoy natural (creo que Alberto y Míguel lo notan). Intento explicarles que voy como misionero-cooperante y que iré renovando mi visa cada tres meses en la embajada española, que siempre se ha hecho así y que es legal, pero alegan que a su compañía pueden ponerle una multa por mi culpa y que además es posible que no me dejasen salir de Panamá hacia San Pedro Sula, dejándome colgado en medio de la nada. Tras unos momentos de tensión innecesaria (y el “me quedo” cada vez más presente en la cabeza), consigo solucionar el tema adelantando la fecha de vuelta de mi billete a justo tres meses desde el día del despegue, plazo permitido para un turista, un billete que tendré que anular en Honduras una vez consiga solucionar mis papeles. Me dan falsa vuelta para el 18 de abril. Ya os iré contando si al final termino como un sinpapeles en Centroamérica, que tendría huevos…

Tras una despedida rápida y con lágrimas contenidas (con todo el jaleo llego tarde al avión y no hay tiempo para prolongar los abrazos tanto como me hubiera gustado), subo por fin al boeing que me llevará hacia Amsterdam. Una azafata tiene que despertarme para que me ponga el cinturón de seguridad pues, con el cansancio acumulado de los últimos días, me quedo dormido antes de despegar. Las once horas y media entre Amsterdam y Panamá se me hacen relativamente ligeras y las paso escribiendo en mi diario, leyendo desde mi portátil alguno de los proyectos en los que trabajaré y jugando demasiadas partidas al Black Jack en la maquinita incorporada a mi asiento. Cuando el avión comienza a descender, aparece ante mis ojos el paisaje tropical. La vegetación lo inunda todo y deja ridículos a una serie de rascacielos que se asoman en la costa. Está atardeciendo. He vuelto a atravesar el Atlántico.

En Panamá me informan de que mi vuelo se retrasará al menos una hora. Aprovecho para hablar por teléfono con Rodrigo, que me pone al tanto de la situación en mi casa, y, algo más tarde, cuando vuelven del trabajo, con mis padres. Parece que ya tienen algo más asumida la noticia de mi tío y me preguntan por el viaje. Habrá que ver. Tras enviarnos muchos besos, busco un sitio donde sentarme tranquilo a esperar. Saco mi diario y, en la sala de embarque, escribo: “(…)Ahora tengo que coger (aquí “tomar) un avión de la compañía COPA, por tanto podría decirse que voy a tomar una copa. Son las 18:47 horas.”

Después de una espera vacía, rodeado de personajes, embarco por fin en el último vuelo, el que me llevará a mi destino. No sé si quiero llegar. Me planteo sugerirle al piloto que demos una vuelta por algún otro país. Reflexiono acerca de que ser un sinpapeles no está mal, pero que me consideren un potencial terrorista en un avión por forzar al piloto a tomar otro rumbo es excesivo. En mitad del vuelo, nos dan de cenar. “Señor, ¿wrap de carne o sándwich de pollo?”. Por fin una buena señal en este día demasiado largo.

Aterrizo en el aeropuerto de San Pedro Sula. Han pasado veinticuatro horas desde que salí de Madrid. Todo me es familiar, lo cual no es difícil puesto que no han cambiado uno solo de los carteles en tres años. Sensaciones repetidas. Por unos instantes pienso que han perdido mi equipaje. No lo reconocía al estar envuelto en papel film. Me acuerdo de mi padre. Al salir, me están esperando Silvio, el que será mi “jefe” durante mi estancia hondureña, Josué, uno de los trabajadores del dispensario médico del que ya os hablaré, y Yolanda, la voluntaria de Proclade con la que compartiré experiencia los primeros meses. Salgo a la calle. Es de noche, pero hace calor. Los olores despiertan mil fotografías en mi cabeza. He vuelto. Comienza la aventura.

15 comentarios:

  1. Miguel, siento mucho lo de tu tío, y siento que tu despedida haya sido amarga. Desgraciadamente, el comienzo del viaje del héroe tal y como se narra en los cuentos, nunca es fácil. Sin embargo, muchos confiamos en ti y te queremos. Voy a parar, que esto es demasiado moñas y muy de "expulsión de gran hermano".

    Un beso enorme.

    pd: recuerda lo que te dije de las balas. :P

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  2. Ánimo, ánimo y más ánimo... Y, cuando sea difícil, sé una luz más cálida y más fuerte.

    PDTA: tanta despedida y tanta leche para que al final sólo te vayas tres meses??

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  3. Ánimo y exito en esta nueva experiencia.... todo ira bien y mas que bien...nunca te olvides de eso.

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  4. Es más importante dar vida y esperanza que esperar una muerte inevitable.
    Y los abrazos ya vendran con el turrón.
    Un beso.

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  5. Uff! VAYA TELA! :S Espero que todo vaya bien por casa y mejor por Honduras. Te queremos. Animo!

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  6. Lo mejor de todo es que llegaste bien y que te sientes en casa tan rápidamente. Un abrazo fuerte!

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  7. Hola padrino!!!!!
    Bien llegado a aquellas tierras,que ironia vivir esta experiencia como muchos de ellos estan aqui.

    Disfruta de cada olor, de cada sonido, de cada imagen, de cada roce y haznoslo llegar lo mas fielmente posible.

    Muchos besos para ti y tu familia, y recordad que el cielo está y es el corazón, asi nos lo demostro Él.

    Muchos besazos.

    Elisa

    P.D: Recuerda el sueldo ;-P

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  8. enhorabuena, eres un grande y me siento orgullosa de ser tu amiga, ya lo sabes

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  9. "dar vida y esperanza..." dice abuleitor...

    hermano, que sea siempre para alumbrar...

    besos, ánimo,...

    álvarofraile

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  10. Hola amigos!:

    Mil gracias por vuestras palabras de ánimo! No esperaba tantos mensajes! En breve volveré a actualizar con un breve diario de estos primeros días cargados de realismo mágico.

    Yo estoy bien, de verdad, pero veía importante que conociéseis las circunstancias en las que despegué. Pero estoy bien, en serio.

    Un beso fuerte a todos! y gracias! En breve me leeis...

    p.d.: Don Luis, qué grata sorpresa encontrarle por aquí!

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  11. S. Juan:
    "Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que la luz de la vida iluminará su camino."

    Cuando te falte luz, ya sabes!

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  12. Hola Miguelito, ya soy seguidora tuya, asi podre comentar tus andanzas.
    Un besito de rapadura.

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  14. Miguel Ángel siento un montón que hayas comenzado así el viaje, pero ya he leído que estás bien. Sólo enviarte un beso muy fuerte y desearte que las cosas empiecen a ir mejor.

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  15. Hola Miguel!!

    Perdona por no haberte escrito antes pero he tenido unas semanas bastante liadillas... me alegro que llegarás a Honduras y como siempre tu viaje y tus horas de antes cargadas de cosas q siempre te pasan....

    Abre los ojos a todo lo que está pasando y ,sobre todo, no olvides para qué estás allí pero tampoco te olvides de tí mismo.

    Muchos abrazos y me despido con una frase de "EL principito":
    "No se ve bien sino es con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos"

    Besos y abrazos, GUILLE

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